viernes, 6 de abril de 2007

¿Amar?

En todos los seres humanos existe la posibilidad de amar porque todos estamos dotados con la capacidad de entregar amor. Sin embargo, tomar la decisión de amar no es algo que todos opten, más allá de lo que las bocas de estos individuos digan.

Quizás todos anhelamos querer, pero pocas veces realmente queremos. Pasa que a veces es tanto el amor que uno se tiene a sí mismo que no se permite amar a un otro de la misma manera o más de lo que nos amamos a nosotros mismos. Eso no significa que no andemos por la vida diciendo que amamos, haciendo gestos que se relacionen con amor y llorando cuando los supuestos amados nos dañan.

Hay muchas pruebas que podrían hacernos pensar que amamos y que nos aman, pero sólo en el interior de cada uno está la posibilidad de encontrar una respuesta “concreta y real” o, dicho de otra manera, una respuesta fidedigna. El problema es que ni siquiera uno mismo –en la gran mayoría de los casos- sabe ingresar a este sitio del alma y dejamos que nuestra corporalidad sea la única vía de comunicación, independiente del alma.

Así, los cuerpos se comunican sin lograr profundidad emotiva, al menos no como pareja. A veces, uno de los dos sí está amando de corazón –como se suele decir-, pero no hay una respuesta acorde a su sentir, no hay equilibrio.

Es conocido el dicho que en una relación siempre hay uno que quiere más y, cuando se usa, uno tiende a decir “ojalá ese no sea yo”. Uno quiere que lo amen más de lo que uno ama, para poder controlar la relación y decidir acabar con ella cuando ya no se obtengan beneficios significativos o proporcionales con el esfuerzo que significa compartir tiempo y energía con una pareja, aunque nadie lo reconozca, ni sea tan evidente como estas palabras.

Estamos tendiendo a la individualidad exacerbada y, como bien se sabe, todo exceso es negativo. Además, se le ha dado a esta palabra el sentido de desapego y egocentrismo, no siendo esa su connotación original. Y es que es más sencillo pensar sólo por el propio bienestar. La solidaridad emocional no es tan común.
No tengo claro cómo llegamos a este punto. Dicen que uno se enamora fuerte la primera vez y que después aprende. Yo digo, ¿Aprende a qué? ¿A no entregarse por completo, a no confiar? No todo aprendizaje es positivo para el desarrollo personal. Preocúpense cuando aprendan a sólo preocuparse del “propio sentir”.

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